martes, 30 de diciembre de 2008

El "té" es la bebida de la auténtica vida

Ahora que es invierno, momento de recogimientos, de búsqueda de calor, de reencuentro con el “hogar interior”, pensar en una agradable taza de té puede resultar un estímulo para las sensaciones y un instante adecuado para la calma.

Pero, querid@ amig@, me gustaría hablarte de otra bebida más vivificante.

Desde que tienes recuerdos, allá en la película de tu vida, has oído y escuchado a bienintencionadas voces hablarte más de una vez sobre la importancia de amar, de reconocer, de valorar, de apreciar, de conseguir, de alcanzar… en definitiva, de vivir, concediendo a este término el valor supremo de reunir todos los ingredientes que posibilitan que este proceso en el que te encuentras, desde el primer abrazo de tu madre hasta el último adiós, esté lleno de esencia y contenido.

Sin embargo, esas bien intencionadas voces, olvidaron recalcar, de manera delicada y especial, el valor del “te”, el auténtico sabor del "te".

Y así, con la mochila cargada de “valiosas intenciones”, buscaste aprender a amar, olvidando amarte; quisiste reconocer, ignorando reconocerte; pretendiste conceder valor, descuidando valorarte; te empeñaste en apreciar, desatendiendo apreciarte; te esforzaste en conseguir, no eligiendo conseguirte; trabajaste por alcanzar, postergando el alcanzarte…, en definitiva, te concentraste en vivir, descentrad@ de vivirte.

Y la vida se hizo ajena, extraña, agotadora, exhausta, vacía, sin sentido…

Y al no concederte beber de ese "te", nos dejaste a tod@s un poco sedient@s.

Y es que, querid@ amig@, si no decides, aun cuando sea por una vez en la vida, elegirte a ti como fiel compañer@ de viaje, aliad@ vital, con pleno y digno merecimiento de todas tus atenciones, mimos, cariños y cuidados… te estás privando de nutrir ese manantial interior con el que todo es posible y sin el cual nada tiene sentido.

La vida que ganas en ti, es vida que puedes compartir generos@ con tod@s aquéll@s que elijas para tu travesía. La vida que en ti no encuentra hueco para tu propio amor, tu propio reconocimiento, tu propia valoración, tu propio aprecio, tu propia consecución… tu propia vida, al final, posiblemente no sea vida para ti… pero además, y paradójicamente, es también bastante probable que deje de ser recibida como auténtica vida por parte de otr@s.

Date permiso para vivirte plenamente y vive… y bebe, para que el sorbo de esa taza de té, nos ayude a todos a sentir tu genuino calor, tu auténtico y único sabor.
Para ti... o para "té" ;-)

martes, 16 de diciembre de 2008

Empieza por donde quieras...

Cada vez que te he escuchado decir... ¿por dónde empiezo?, yo te he sonreído repitiendo... por donde quieras. Y es que, ¿cuántas veces has esperado a tener todo previsto, a disponer de toda la información, a contar con todas las referencias, confiando en descubrir de ese modo el instante adecuado?. Y ese todo nunca es suficiente, la información jamás está disponible por completo y las referencias siempre resultan cuestionables. Y el instante se escurre, una y otra vez, entre tus manos.

Y lo que no sabes, o sabes y no te permites escuchar, es que, el mejor modo de empezar... es empezar. Sencillo, pero no simple. Da igual por dónde. No importa el cómo. Es irrelevante, incluso, el para qué. Si no te gusta el espacio que te habita, empieza por donde quieras, ponte en marcha, date permiso para comenzar a caminar… a descubrir.

Todo instante es adecuado si en ti habita la intención, todo momento propicio si tu decisión te acompaña; aunque la intención sea dudosa o la decisión frágil.

Una vez en el camino, ve descubriendo que la elección siempre está abierta, que tus pasos siempre pueden cambiar su dirección, que el camino puede reescribirse danzando al compás de la melodía de tus deseos. Sigues pudiendo decidir empezar a cambiar por donde quieras. Y el instante en que lo decidas seguirá siendo adecuado y el momento, de nuevo, propicio.

Ahí radica la magia del caminante. Llegar a descubrir que el camino no es más que un sueño fugaz de brillo pasajero y que la fidelidad al camino, en realidad, es la fidelidad a tu íntima libertad para hacer de cada momento una oportunidad nueva para recorrerlo o abandonarlo.

Si ya estás en el camino, es un movimiento suave que te conduce a caminos siempre nuevos. Si no has empezado a caminar, debes romper la inercia de tu estado inmóvil y activar tu atención, intención y deseo. Por eso, cuando eliges comenzar y te concedes el permiso; da igual hacia dónde sea, ya has acertado. El trecho más complejo ya está salvado y, en esa proeza, tú también has comenzado a salvarte.

Si eliges empezar, aún cuando la brújula no indique con claridad el norte de tu nuevo día, ese inicio ya es una victoria… para todos los caminos.

Salud y paz.


luis bueno. http://www.efeteando.com/