¿Cuántas veces has escuchado decir que eres cuerpo, mente y emoción?.
Yo también, muchas. Aunque en realidad, no acabo de tener clara esa catalogación, que puedo aceptar, únicamente, "si considero simultáneamente la existencia de canales que comunican esos tres elementos de manera callada, continua y fructífera".
Y si hay esa comunicación permanente, tal vez ya no exista tal separación. Y si no existe tal separación, quizá estemos hablando de lo mismo o de algo muy cercano.
Nuestro empeño ancestral por disgregar, separar o diferenciar, convive, no sin fricción, con esa otra pulsión mucho más valiosa y valiente, que nos invita a unir, integrar o sumar. De este modo, siento que cuerpo, mente y emoción no son más que distintos acercamientos de un todo "único" que habita en nosotros.
No son elementos contrapuestos, sino aspectos diversos de una misma esencia, percepciones fragmentadas de la misma unidad.
Si observas el cuerpo, considerándolo como un reflejo de mente y emoción, goza de la ventaja de ser más accesible, más cercano, el que mayor facilidad te brinda de encuentro con esa totalidad que como ser humano eres. Y si la interpretación propuesta la aceptas como hipótesis de partida, te será fácil intuir que cualquier cambio que hagas en la relación con tu cuerpo, indefectiblemente tendrá una traducción en tus procesos mentales y emocionales.
Y te has detenido en alguna ocasión a preguntarte, ¿cómo cuidas a tu cuerpo?, ¿cómo te relacionas con él?, ¿qué le dices o cómo escuchas lo que él te transmite?. ¿qué significa tu cuerpo para ti?.
En muchos casos, sabes que has limitado esa relación a un aseo suficiente, una nutrición necesaria y un descanso justificado. Pero más allá de estos mínimos, tanto tú como yo sabemos lo común que es ese enfrentamiento soterrado y constante con el cuerpo que habitas: "qué asco de pelo", "no soporto esta tripa", "odio mis orejas", "tengo el hígado hecho una mierda", "si pudiera me cambiaría..."; y entre tanto, el cuerpo escucha, desconcertado y paciente, los dardos envenenados que le arrojas, sin posibilidad de esquivarlos.
Y el cuerpo te sigue hablando y acompañando, aunque no halle en ti una respuesta amable. Es comprensivo y sabio. Sabe esperar.
¿Has sido consciente alguna vez de que sin tu cuerpo, la vida tal y como la concibes, simplemente no sería?. ¿Te has dado cuenta que tu cuerpo te ha acompañado desde el instante en que aquí llegaste y posiblemente será el último que te abandone?. ¿Cuántas veces le has dado las gracias por ello?. ¿Cuántos autoabrazos, mimos, caricias, besos... has concedido a tu cuerpo, que sería tanto como preguntar cuántos te has concedido a ti mismo?.
Hay estudios que afirman que un bebé que recibe gran cantidad de abrazos, crece más sano y feliz.
Y es que, tal vez hay otro camino. Tal vez escuchando al cuerpo en mayor medida desde que empieza a susurrarte evitarías que tuviera que gritar. Y tú sabes lo que significa un grito del cuerpo. Tal vez generando una amistad y empatía más completa con tu cuerpo, éste dejaría de sentirse atacado y abandonaría ciertas luchas traducidas en químicas dañinas o procesos desestructurantes o falta de salud. Tal vez, si tu cuerpo se convirtiera en pilar sólido y valorado de tu existencia, sería un lugar adecuado sobre el que edificar un hogar para tu mente o un paraíso para tu emoción. Tal vez.
Y quizá me escuchas desde tu cuerpo y aceptas desde tu mente y sientes desde tu emoción. Y quizá escuchas dentro de ti, que tu cuerpo, sonriendo tímidamente, te dice: "¿lo ves?, ¡podemos ser amigos!". Y quizá decides celebrarlo concediéndote un abrazo y un gracias. Y quizá entonces...
Si ya sé, me dirás que no hablé de la energía. Que al final la energía lo envuelve todo. Lo sé. Y otro día te hablaré de ella. Pero hasta ese momento, ¿habita en tu cuerpo la misma energía cuando lo aceptas y reconoces que cuando lo rechazas y le conviertes en tu enemigo?.
No me contestes. Escúchate, escucha la respuesta de tu cuerpo, y si crees que se lo merece, vuelve a abrazarle. Si crees que te lo mereces, vuelve a abrazarte.
Con una sonrisa y un abrazo cuerpo a cuerpo... salud y paz.
luis bueno. http://www.efeteando.com/
miércoles, 21 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario